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22 nov 2007

El viejillo loco de Valle Azul


Le dedico este cuento a mi gran amiga Madame Vaudeville. La mejor bloggera del mundo.

El viejillo loco tenía por lo menos 75 años y su fama no era nada buena. Casi nunca se le veía fuera de su maltrecha y mugrienta casa de madera en las afueras de Valle Azul.

Contaban por allí que las pocas veces que se aparecía no llevaba pantalones. Se decía además que ordeñaba desnudo a su vaca y que se le había observado en posiciones indecorosas con sus dos cerdos, pese a que sus animales de granja habían muerto hace tiempo.

También se rumoraba que miraba y lanzaba piropos morbosos a las jóvenes que regresaban del colegio, cuando al mediodía simpre estaba dormido. Algunos vecinos juraban que aquel no gustaba de las chicas, sino que hombres tatuados entraban y salían de su aposento por las madrugadas, cuando ni un alma se atrevía a recorrer de noche los parajes sombríos de las afueras del pueblo.

Las señoras mayores señalaban más bien al viejillo como un depravado que se exponía públicamente en poses descorteses, cuando en realidad él evitaba cualquier contacto con la gente.

Los niños juraban haber escuchado a aquel viejillo lanzar los peores improperios contra uno de sus amiguitos, pese a que ese chico nunca existió.

Lo que el pueblo no sabía, era que el viejillo tenía un nombre. Se llamaba Víctor Angelino y tenía una historia. Nadie podía comprobar lo malvado y depravado que era el viejillo, pero todos estaban seguros de ello.

Nadie quería hablarle, nadie quería escuchar todo lo que aquel hombre tenía que contar, pese a lo mucho que necesitaba ser escuchado: sus historias de guerra, sus aventuras como repartidor de correo en pueblos selváticos, sus éxitos como empresario que le llevaron a tener millones y sus fracasos en el amor que le hicieron perder todo cuanto tenía.

Así transcurrían los días, meses y años de Víctor Angelino.

Pero aquella noche de julio llovió como nunca antes. Las aguas fluían y fluían y un aroma a desgracia comenzaba a llenar el espeso aire montañés.

Víctor Angelino despertó a las 5 de la mañana como de costumbre. Se asomó por las endijas de la madera y descubrió como todo estaba inundado río abajo, los cuerpos sin vida de vacas y caballos parecían troncos que flotaban al vaivén de las corrientes.

No se alarmó tanto puesto que su casa quedaba en una especie de loma que le hacían inmune a los efectos del río desbordado. Pero en parte se alegró de que aquellos desgraciados hijos de pueblo habían perdido sus animales y cosechas. De por sí, él ya sabía todo lo que inventaban de él.

De pronto en medio de las gallinas muertas que flotaban vio a una niña de no más de 4 años sujetada a un tronco. La niña estaba desesperada y se soltaría en cualquier momento.

Con todo y botas, pantalón, camisa, sombrero y sus más de siete décadas de edad se lanzó al agua. Víctor sabía lo que era perder un hijo pequeño y eso no se lo deseaba ni a su peor enemigo.

A duras penas tomó a la niña y se sujetó con ella de una rama. Por nada del mundo soltaría a aquella niña, aunque ello significara morir con ella bajo las turbias aguas del río.

Luego de más de 6 horas de fuerte agotamiento se dejó soltar. Estaba resignado a morir con la niña, pero quizá el destino o el juicio divino le hizo llegar de golpe a la orilla. Miró a la niña y se dio cuenta que estaba viva. Había triunfado.

Tomó a la chica de la mano y mágicamente sus fuerzas regresaron. Encaminó hacia el pueblo. Aquella sería su oportunidad de redimirse con los pobladores de Valle Azul, les demostraría que sí tenía corazón y que merecía ser aceptado.

Lo que Víctor no sabía era el trágico final que le esperaba. Sería apedreado por la gente del pueblo que le vería salir de los trillos con la niña en su mano. Sería señalado de inmediato y acusado de abusar de la chica. Nadie se preocuparía por escucharle. La muerte sería lenta y dolorosa, muy dolorosa.

4 nov 2007

El semáforo en rojo


Reynaldo entró a su vehículo luego de un día terriblemente pesado. Había lidiado con más de una docena de clientes obstinados, su jefe se había ido de parranda con la secretaria y uno de sus compañeros se ausentó por enfermedad.
La única motivación que tenía en mente era salir de la oficina para estar con su esposa y su futuro hijo, por eso decidió regresar a casa un poco temprano.

Lorena tenía siete meses de gestación. Ese día por primera vez había discutido fuertemente con su amada compañera y deseaba con toda el alma regresar a casa, mirarla a los ojos, pedirle perdón y besarla con el amor y pasión de siempre.

Ese noviembre estaba tan lluvioso como nunca antes. En la radio se escuchaba que era el peor temporal desde 1903. Aunque aún era temprano, la ciudad estaba totalmente sumida en oscuridad por los cielos y los edificios grises, y las almas negras que rondaban las aceras.

Increíblemente no había tanto tráfico, las calles estaban casi vacías.

Divisó a lo lejos el semáforo del parque en la diminuta avenida. Siempre lo tomaba en rojo y aquella vez, no sería la excepción. Pero como había tan poco tráfico sintió la tentación de hacer "lo indebido": saltarse la luz roja. Bajó entonces la velocidad casi hasta cero, mientras el diablillo y el angelito se daban de golpes por tratar de convencerlo.

De repente la respiración de Rey se paralizó, sus pupilas se dilataron y vio lo que había de suceder en el próximo minuto.

En medio de brumas blancas y la torrencial lluvia, vio claramente como una figura humana, cubierta por una gran capa negra de pies a cabeza, cruzaba la calle apresuradamente sin fijarse que su vehículo se había saltado la luz roja. La arrollaría y tendría una muerte dolorosa e instantánea.

Despertó de esa horrible pesadilla con un respiro estremecedor, pero cuatro segundos después volvió a caer en otra.

Se vio a sí mismo haciendo el semáforo y como repentinamente un autobús a gran velocidad, y que no tuvo tiempo de aplicar los frenos, lo golpeaba por detrás. El vehículo quedaría destrozado y su muerte sería lenta y cruel.

Despertó del letargo. La respiración subía y el corazón no podía bombear más rápido. Sudando y con los músculos descontrolados por los nervios miró al frente. La figura humana estaba allí a la orilla de la calle envuelta en la inmensa capa negra. Volteó los ojos hacia el retrovisor y vio a lo lejos aparecer al autobús que habría de golpearle por detrás.

La injusta existencia le había dado la potestad de decidir quién moriría ese día. ¿Quitarle la vida a esa persona o sacrificar la suya para que otros pudieran disfrutarla?

Un aire de egoísmo le envolvió la mente, el alma y el pie derecho.

-¡Qué Dios me perdone!

Respiró, cerró los ojos y pisó el acelerador. No estaba dispuesto a morir por alguien nadie ese día, ni ningún otro. El deseo de estar con su amada eternamente valía más que cualquier sacrificio y vida humana.

Lo que Rey no sabía era que aquella persona en la esquina, y cubierta con la gran capa negra, era Lorena. Había ido a hacer las compras para una inolvidable cena de reconciliación. Era su manera de pedir perdón.

A las 4:31 p.m. la suerte y la desgracia quedaron echadas.

17 oct 2007

Fran y el espectro maligno


Tenía fama de ser el fantasma más cruel y despiadado de aquel lugar. Rutter era su nombre.

Disfrutaba cada vez que en noches de invierno aparecía de la nada y hacía estremecer de miedo a la gente de Valle Escondido. Se materializaba cubierto en sangre y sin cabeza a inocentes niños que estallaban en lloros estridentes. Muchos no lo resistían.

En el récord de Rutter estaba el haber reducido a la mitad la población del centenario caserío. Unos porque huyeron, otros porque murieron víctimas de las fuertes impresiones.

Cuando ponía el ojo en alguien no descansaba hasta verlo enloquecer de la angustia o mejor aún, sumirlo en la inexistencia del Seol. Y esa noche en particular se había sentido atraído por aquel niño nuevo en Valle Escondido.

Era el hijo mejor de los Urdaca, una familia de inmigrantes que buscaban una nueva vida lejos de sus miedos y fantasmas anteriores.

Fran tenía apenas 10 años. Sus enormes ojos verdes, su pelo crespo y sus cachetes inflados le producían una especie de gracia macabra a Rutter. Estaba definido que ese pequeño sería el siguiente.

Esa noche Rutter se adentró en la casa de los Urdaca. Atravesó la puerta y sin motivo alguno, una sensación jamás antes sentida (ni en vida ni en muerte) conmovió su espíritu. Le estremeció una profunda angustia y no sabía por qué. Dudó. Quiso dar marcha atrás pero ya era muy tarde.

Cruzó el enorme y viejo pasillo de la casa y pronto estuvo frente a la puerta del menor. Un silencio fuera de lo normal le hizo dudar de nuevo. Sentía pánico y no sabía por qué.

Tomó un respiro y se dio valor, de por sí ya estaba muerto, se decía. Se transfiguró en la criatura más horrible de todas, tenía muchos ojos, ríos de sangre salían de su boca, el cráneo estaba expuesto.

Entró titubeante. Se acercó al niño que parecía dormir impávido. Se arrodilló al pie de la cama y se inclinó hacia él hasta sentir su respiración.

Por seis segundos hubo un silencio sepulcral.

El niño abrió súbitamente los ojos, los enterró en Rutter y con voz de ultratumba murmulló:

-Te estaba esperando. Sabía que hoy vendrías. ¡Me tienes miedo, verdad? Lo reconozco en tus ojos.

El malvado espectro quiso desaparecer, pero no podía. Una fuerza superior le paralizaba. Aquello que no había sentido en cientos años ahora casi le ahogaba: un miedo infernal.

Fran Urdaca continuó:

-Mírame a los ojos y deja de temblar cobarde. Caíste en mi trampa y ahora está consumado. Eres mío. Estás atrapado y nunca podrás salir de aquí- decía el niño mientras se abalanzaba sobre el espectro.

De pronto se abrió la puerta de la habitación y apareció el padre de Fran.

-¿Qué haces despierto a esta hora de la noche?- le dijo a su hijo.

-Nada papá. Sólo hablo con mi nuevo fantasma. Pero no te preocupes, lo voy a guardar con los demás.

-Mira no empieces otra vez con tus historias de muertos, fantasmas y criaturas malignas y vete a dormir ya- dijo angustiado el señor Urdaca, quién había presenciado esa misma escena muchas veces.

Desde entonces en Valle Escondido todo cambió. Ya no se miraba únicamente a un solo fantasma sino que ahora se veían muchos.

Y se decía que por las noches recorrían las calles liderados por un pequeño niño, que de pueblo en pueblo, buscaba vivos y muertos para unirlos a su legión.

Hoy Valle Escondido no existe. Nadie vive en ese lugar. Nadie sabe que pasó con su gente.

2 oct 2007

Los delirios porcinos de Sebastián



Villa Esperanza estaba incrustada en medio de la espesa selva. Nadie entraba o salía de allí desde el terremoto del año 56. Los 966 habitantes habían tenido que aprender a sobrevivir con poco y encontraron en los cerdos su única oportunidad permanecer con vida.

Desde entonces toda la economía de la villa tenía que ver con los porcinos. El pueblo había aprendido a utilizarlos como materia prima de todo: zapatos, ropa, pelotas de fútbol, helados y hasta refrescos gaseosos.

Pero Sebastián detestaba los cerdos a muerte. Su odio parecía irracional a vista de la gente.

-Los he descubierto. Nos van a matar a todos, tienen un plan. Están esperando un descuido para volverse en contra nuestra. ¡Muerte a todos los puercos! - esa era la cantaleta de Sebastián desde que la gente tenía memoria de él.

De sus padres no se sabía nada. Apareció en la calle hacía unos 10 años. Él decía que los cerdos habían secuestrado a su familia y los tenían reclusos en un túnel a la entrada del pequeño pueblo.

Nadie le hacía caso a Sebastián y ya empezaba a hartar a todos con sus delirios. Pero ese mediodía había tomado la decisión de irrumpir en la casa del autoproclamado Gobernador Municipal para exigirle la muerte de todos aquellos animales.

Traspasó con facilidad el portón de la vivienda cuyas paredes y piso estaban hechas de piel de cerdo. Corrió por el jardín y se asomó por la ventana. Cuando estaba a punto de irrumpir para hacerse escuchar, quedó petrificado por una imagen perturbadora.

Allí estaba el gobernador sentado en su sillón hablándole a un grupo de cerdos vestidos con uniforme militar. Hubo un silencio y el hombre con el abano en su mano dijo resignado:

-Está bien quédense con todo el pueblo, pero déjenme escapar a la selva con mi familia.

El cerdo mayor asintió y se limitó a decir: -Es hora de la revancha. Hoy mismo se consumará.

Sebastián sabía que no estaba loco. Corrió a la plaza y le suplicó a la gente su atención. Más por lástima que por otra cosa, logró reunir a un buen grupo. Habló entonces con gran lucidez: contó de las motivaciones de los cerdos para atacar, del plan para tomar al pueblo y del traicionero gobernador que había vendido la suerte de todos para conservar su vida y a la de los suyos.

Apenas terminó, una carcajada general azotó sus oídos. Su esfuerzo había sido inútil.

A las 3:59 p.m. ocurrió. Los cerdos se alzaron y dominaron fácilmente al pueblo. La estrategia militar exquisitamente planeada por más de una década sometió a quienes opusieron resistencia en tan sólo 14 minutos.

El gobernador no pudo escapar como lo tenía planeado. Los cerdos le traicionaron pues habían decidido empapelar el Palacio del nuevo Gobierno Porcino Militar con su piel.

Una oscura tarde de abril, dos años después de aquel suceso, apareció en las laderas de la montaña adyacente a la ciudad, un hombre medio muerto, extremadamente flaco y que se hacía llamar Sebastián. En su terrible estado hablaba cosas extrañas de un levantamiento porcino en un pueblo remoto y del plan para tomar la gran ciudad en poco tiempo.

Empezaba la cuenta regresiva para Sebastián y para toda la gran ciudad...

18 sept 2007

El complot de Nikola, Martina y Ratzova



Su nombre era Franchesco y su plan era casi perfecto.

Aquel hombre sucio de cuerpo y mente lo había planeado todo muy bien. Iba a dejar de lado lo que en su vida le traía enojo y desgano: su mísero trabajo de oficinista como ejecutor de garantías hipotecarias, su insoportable y regordeta esposa, su modesto y maltrecho hogar en barrio de mala muerte.

Hacía cuatro meses le había dicho a su hermano Cipriano (que con costos había aprendido a leer y escribir) que la operación con el banco estaba finalizada, pese a que aún faltaban unas pocas cuotas por pagar.

La garantía hipotecaria estaba sobre la pequeña pero hermosísima finca campestre que Cipriano había adquirido con tanto esfuerzo. Él le había ayudado generosamente a conseguir el préstamo en el banco estatal donde trabajaba.

Franchesco era listo. Desde hacía varios meses venía fraguando el remate junto con sus compinches de oficina, de tal manera que él mismo iba a comprar la finca a un precio ridículo.

Aquel delincuente de segunda estaba convencido que Cipriano no tenía la educación y la confianza suficiente para enfrentarle.

Una lluviosa y turbulenta mañana de setiembre se concretó su plan: en medio del agua maldijo a su esposa y la abandonó, fue el único oferente en el remate de la finca y antes del mediodía se concretó su salida del banco estatal.

Iba a vivir con el dinero que obtendría de sus prestaciones laborales, de algunos cuantos arreglos fraudulentos con dedudores y una buena cantidad de ahorros que había amasado por más de 30 años de función pública.

Antes de la puesta de sol, llegó al lugar que creía iba a ser su paraíso de retiro. Sin misericordia alguna enfrentó a su hermano quién venía del monte con sus tres vacas, a las que alguna vez bautizó: Nikola, Martina y Ratzova. Nombres que Franchesco había hallado simpáticos y estaba dispuesto a mantener.

-Cipriano. Tienes diez minutos para dejar mi finca o te saco a patadas. Esta finca ahora me pertenece.

El ya anciano hombre guardó silencio, le miró a los ojos y con indiferente pasividad acató de inmediato. A Franchesco le extrañó terriblemente que aquello hubiese resultado tan sencillo.

Cipriano se perdió en la oscuridad a paso lento.

Casi de madrugada Franchesco inició el ritual que creía iba a ser eterno. Se puso un sombrero campesino que compró barato en el pueblo, tomó media taza de café y llevó a pastar a Nikola, Martina y Ratzova.

Ya en el monte, Franchesco notó algo extraño en aquellas vacas. Sentía que lo miraban mucho, que comentaban a sus espaldas, que murmuraban en su contra. Esa sensación se mantuvo día a día por más de una semana.

Cierta noche de jueves, asomado por la ventana, creyó ver a Cipriano junto al establo de las vacas. Gritó y miró como aquella figura humana se desvanecía a toda velocidad en el manto oscuro de la montaña.

Corrió tras él, pero no pudo seguirle los pasos.

A la siguiente noche y a la misma hora miró otra vez una sombra que le hablaba a sus vacas. ¡No podía ser! parecía ser su propia esposa. Trato de correr tras ella, pero el miedo le paralizaba sus piernas.

¿Qué tendría que ver su esposa y Cipriano con Nikola, Martina y Ratzova?

-¡Los malnacidos tienen un plan para matarme y robar mi finquita! -deliró.

A la mañana siguiente su corazón latía más rápido que de costumbre. En medio de su locura, se propuso terminar con los conspiradores. Empezaría por las inocentes vaquitas.

Tomó su sombrero. Fue a buscar las vacas al establo y las encontró hablando entre sí.

-No me importa que murmuren contra mí. Hoy es su último día de vida - les dijo mirándolas con desprecio.

Abrió la puerta e inició el camino por el angosto trillo que lleva a lo alto del cerro. Allí las iba a lanzar por el barranco.

Luego de caminar por 19 minutos y pasada una peligrosa y empinada curva, Nikola mugió dos veces. Era la señal. De pronto Martina y Ratzova se miraron entre sí, y voltearon con violencia contra Franchesco que venía un par de metros atrás.

No tuvo chance de esquivar aquella embestida. Cayó por el barranco en medio de la espesa cuenca del río. No se le oyó gritar, al parecer tuvo una muerte rápida.

Esa misma tarde Cipriano y la esposa de Franchesco tomaron posesión de la finca. Eran amantes desde hacía 10 años.

Todo lo habían planeado muy bien desde entonces. Se quedaron con la finca y con el dinero suficiente que Franchesco les dejó para vivir tranquilos por el resto de sus vidas.

Hoy los dos viejos viven muy bien y felices en aquel paraíso terrenal junto a sus queridas vacas. Pero esa felicidad no será eterna... Nikola, Martina y Ratzova preparaban un nuevo complot.

8 afirmaciones...

La invitación vino de mi amiga Madame Vaudeville y la verdad no me puedo negar a responder, aunque un poco tarde lo hago. A continuación describo ocho afirmaciones que pueden ayudar a entender quién soy y qué siento:

1. La lluvia me deprime, me marchita y me hace recordar los días de tristeza y soledad en los que alguna vez lloré de pesar.
2. El sabor del helado de chocolate me hace caer en una especie de disfrute prohibido al que jamás me podré negar.
3. Me encanta la fotografía porque logra capturar momentos únicos que de otra manera quedarían ocultos en el libro de la vida.
4. Estoy enamorado de la luna. Me encantaría llegar a ella aunque sea una vez nada más y abrazarla hasta sentir su calor en la intensidad de la noche.
5. Me disgusta muchísimo la frase dogmática donde la pasión puede más que la razón.
6. Amo a Dios,la vida, a mi familia con todo el corazón.
7. Las hazañas deportivas me provocan un nudo en la garganta y casi que me hacen llorar.
8. Amo las tardes de sol radiante a orillas del mar. Es una sensación de paz y comunión conmigo mismo, la naturaleza, Dios y la eternidad.

Espero que les haya gustado esta brevísima descripción de lo que soy y lo que siento.
Abrazos!

10 sept 2007

El desquite


Casi noche de jueves. Los ríos se desbordaban, la tierra ya no soportaba más líquido y los pedazos de montaña habían empezado a caer desde lo alto, aún así, el cielo se negaba a parar.

En medio de las curvas de aquella maltrecha y mojada carretera se escuchó el golpe seco y mortal.

-Pero hombre, ¿qué ha hecho usted?- gritó exaltada aquella mujer mientras bajaba de su vehículo.

-Lo siento de verdad no fue mi culpa. Tomé la curva muy abierta y usted sabe que los camiones no frenan bien en la lluvia. - Musitaba el flaquísimo hombre que yacía en el suelo vestido todo de celeste.

- Mejor cállese que la ambulancia ya viene. - exclamó angustiada la mujer que aparentaba tener cuatro décadas, cuando en realidad no llegaba a los 20.

- ¿Sabe qué?, no le voy a mentir ahora que se va a morir. ¡Lo hice a propósito! ¡Yo lo planeé!

La mujer quedó petrificada, mientras él continuó con su vengativo discurso.

- Su familia va a llorar y a sufrir como la mía lo hizo por Papa Rafa. ¡Se lo merecen!

Ojalá todos lloren mucho por usted en su funeral y ¿sabe que haré yo? ¡Pues lo mismo que hizo su papá: Iré a pedir perdón al velorio, pero sin remordimiento alguno. Me burlaré de todos ustedes, mientras finjo que fue un accidente! -Cada vez las palabras salían con más dificultad de su garganta bañada en sangre.

-Mi papito era un buen hombre, me amaba y me iba a llevar aquel fin de semana a conocer el mar. Pero todo lo deshizo tu papá en un segundo.
Casi que lo puedo ver otra vez. La sangre, el mismo diluvio, los pedazos de montaña en la calle, el camión que se avalanzó contra nosotros. Mi papá inconsciente y desangrado... y tu papá llorando y pidiendo perdón. ¡Mentira! Él no estaba pidiendo perdón. Estaba riéndose de nosotros en sus adentros-.

Al momento hubo un silencio estremecedor. El aguacero se detuvo también y sólo se escuchó el último latido de aquel corazón lleno de odio. Cuando llegó la ambulancia a los pocos minutos, allí estaba la mujer tendida en llanto sobre aquel decrépito y desnutrido joven. El paramédico bajó del auto y caminó hacia ella.

-Mire señora, no es culpa suya. Ya sabíamos que tarde o temprano esto iba a pasar. Juancito se creía camión. Nunca pudo superar la muerte de su papá. Hace como 13 años un borracho en un furgón celeste los embistió a él y su papá. ¡Yo mismo atendí el caso!

Desde entonces gritaba como bocina y nunca caminaba por una calle contravía. ¡En su mundo, él era un camión celeste del 73! Fue un milagro más bien que muriera hasta hoy. No se lo tome tan a mal. ¡Nadie va a extrañar a ese loco!-.

El odio del joven ya muerto saltó de inmediato a los ojos de la mujer. Había nacido una sed de vengaza casi diabólica.

Empujó al paramédico contra el suelo y emprendió su marcha por media calle, cual Volkswagen del 73. Sus ojos estaban perdidos en aquella lluvia que empezaba a inundar todo otra vez.

31 ago 2007

Marcado para morir...


El estridente ruido le despertó a las 6 a.m. de aquel oscuro y lluvioso día. Se puso de pie y de inmediato un enorme trozo de concreto cayó del techo. Vociferó contra el chico del apartamento de arriba que había puesto la música a todo volumen.

Flacucho, despilfarrado, con negrísimas ojeras y pelos de chancho en la nariz, oídos y cuello, aquel hombre de apariencia miserable no podría evitar que aquel fuera el último mediodía de su vida.

De reojo y con desprecio, miró a la mujer que había dormido con él por dos décadas oficialmente y 23 de manera extraoficial.

Entró a la ducha. Resbaló al pisar un residuo de jabón y estuvo a punto de pegar su cabeza contra el filo mortal de la bañera. Maldijo entonces a su suegra que siempre dejaba el jabón en el piso.

Estaba de muy mal humor . Todo era culpa del enorme aguacero (casi diluvio) y de los truenos que estaban a punto de reventarle los tímpanos.

Salió de su casa hacia la oficina. Sin darse cuenta invadió el carril contrario con su vehículo y por poco fue embestido por un oxidado camión color rosa mientras se ajustaba la corbata mirándose en el espejo retrovisor. Descargó palabras irrepetibles contra el otro conductor, el Presidente de la República y la Ministra de Transportes.

Tarde como de costumbre, entró empapado al edificio donde laboraba, atravesó el lobby y presionó el botón del elevador. La puerta se abrió y casi da un paso al vacío, de no ser porque había notado que las llaves de la oficina quedaron en el automóvil. Increpó entonces a su secretaria.

Regresó al vehículo, flexionó sus piernas para tomar las llaves que estaban junto al pedal del freno y una bala perdida de un tiroteo al otro lado de la ciudad, silbó cerca de su oreja. -Maldito mosquito - atinó a decir.

Aunque iba a llegar más tarde pasó a tomarse un café negro en la tienda de la esquina.

Mientras cruzaba la calle de vuelta, un precioso Chevrolet del 66, con vidrios oscuros y motor de 600 caballos de fuerza estuvo a punto de arrollarlo y él ni siquiera lo notó.

Ya sentado frente a su escritorio, aquel vendedor de seguros de vida, renegó de su existencia diciendo:
- ¡Mi vida es basura! Mi mujer es horrible, vivo con mi suegra, no tengo hijos y mi secretaria no quiere acostarse conmigo...

Al instante sonó el teléfono. Contestó de mala gana como siempre. Bastaron 16 segundos para que su semblante adquiriese un blanco más blanco de la cuenta, sudara por el bigote y empezara a tener mareos.

Le siguió el dolor en el pecho y un agudo dolor en su brazo. El aire le falta. Se dio cuenta que era su último minuto de vida. Era el tercer infarto en un año. Recordó las palabras del médico: un nuevo infarto sería imposible de superar.

-Si hubiera tenido la oportunidad, habría dado mi vida para que esto no pasara- se dijo mientras soltaba el último hálito de vida.

Al día siguiente esta era la historia de portada en todos los periódicos del lugar:

Un ladrón habría entrado a la casa de un vendedor de seguros luego que él salió hacia su trabajo. Habría llegado en un oxidado camión color rosa. El chico del departamento de arriba estaba en la habitación con su esposa. El veinteañero quiso enfrentar al delincuente y se armó un tiroteo. Las balas corrieron por toda la ciudad. El chico y su esposa murieron acribillados y el delincuente escapó en el precioso Chevrolet 66 con vidrios oscuros y motor de 600 caballos de fuerza que había reconstruido luego de varios años de trabajo. Su suegra fue la única sobreviviente. El vendedor había fallecido fulminado de un ataque luego de recibir la noticia. Y por si fuera poco, la secretaria de aquel desgraciado sujeto había muerto al caer al vacío luego de abrirse la puerta del elevador de su oficina al regreso del almuerzo.

27 ago 2007

LA GATA PARDA DE DOÑA JULY

Esa oscura mañana los recuerdos estaban más frescos que nunca: hacía un año y un mes que había traído a esa horrible gata parda y hacía un mes exacto había perdido al hombre que vivió con ella por 76 años.

Doña July no sabía vivir sin él. Pasaba las noches llorando sentaba frente a la amplia y rústica ventana, ansiando escuchar la voz de don Fausto otra vez.
Apareció muerto, asfixiado sobre la cama. La policía sólo encontró algunos pelos de gato sobre él, mientras ella convalecía en el hospital víctima de toxoplasmosis.

No había regalado el animal pues no quería ser víctima del remordimiento. Recordaba muy bien como Fausto pasaba sus horas acariciándola y repitiéndole lo que por más de 50 años no le había dicho a su propia esposa: "Te amo princesa".

A mediodía de ese viernes, preparó su comida como siempre, trajo el viejo tenedor de Fausto y cuando empezaba a comer encontró excremento de animal en el plato, justo al lado de las albóndigas.

-Me las va a pagar ese animal peludo-, pero no la encontró en la casa.

Entrada la noche, mientras lloraba a Fausto como de costumbre, de pie y casi saliéndose por la amplia ventana abierta, recibió el peso completo de la obesa gata en su frágil espalda.
Quedó balanceándose sobre el marco por unas milésimas de segundo. De no andar los suecos de madera que pesaban como tres kilos hubiera caído al frío cemento desde el segundo piso. Su corazón casi se detiene.

Confirmó sus sospechas: aquella gata parda había matado a Fausto y quería matarla a ella también.

Cuchillo en mano bajó por las escaleras, llegó a la canasta y no la vio. Con enorme dificultad se arrodilló y buscó bajo aquel viejo sofá donde a veces gustaba dormir, pero más bien encontró un papel masticado y lleno de pelos de gato. Lo extendió y leyó lo siguiente:

-"July, usted es el amor de mi vida. Con usted he vivido los años más hermosos de la vida y sé que no le he dicho esto en persona en más de medio siglo, pero hoy en nuestro aniversario se lo escribo: LA AMO MUCHO. Hoy mismo regalaré a esa gata que la ha enfermado. Fausto". Tenía fecha del día de la desgracia.

Lloró desconsolada, le daba lo mismo vivir que morir. Había sido un crimen pasional ¿Pero como explicárselo a la policía?

La escuchó maullar en su cuarto. Más decidida que nunca y dispuesta a no fallar, subió las escaleras. Se echó sus 96 años a cuestas y corrió con las fuerzas de una quinceañera.

En aquel momento la luz se apagó y se escuchó un estruendo en la pequeña casa.

Tres días después la policía forzó la puerta ante el mal olor que desprendía la anticuada estructura.

Allí estaba doña July a los pies de la escalera sin asomos de vida. Junto a ella la enorme gata parda que no dejaba de maullar.

-Pobre gata, dos pérdidas en un mes-, dijo resignado el sargento Martínez.

El humilde policía tomó la peor decisión de su vida, llevarla a vivir a su casa, dado que él y su esposa estaban buscando mascota desde hacía semanas.

-Te voy a dar un hogar princesa, ya no vas a sufrir más- le susurró, sin saber lo que pronto vendría.

24 ago 2007

MARCH Y GRIS EN EL RECUERDO



Vivía en una pequeña y retorcida casa de madera en la entrada del pueblito más caliente del universo. Todo estaba seco: los árboles, riachuelos, el aire y las personas.

Las emociones en Barrio el Recuerdo eran eso: recuerdos lejanos. Los niños no jugaban. Se la pasaban sentados en el parque viendo pasar las horas, días… años. Veían pasar su vida sin alegría alguna.

Ese día, con más calor de lo común, March pensó en cambiarle la vida a El Recuerdo. ¿Cómo? Compró una perrita que bautizó Gris. La llevaría al parque y devolvería a los niños la ilusión y sonrisas propias de su edad.

Hizo según lo planeado y a las 10 a.m. en punto apareció con la perrita que desbordaba energía y alegría por doquier. Los niños sorprendidos se acercaron a ella.

March en sus ojos casi lloraba de emoción al ver que su plan estaba funcionando, pues captó la atención de los chiquillos. Pero lo que sucedió a continuación jamás se lo esperaba.

Los chicos tomaron piedras y empezaron a lanzárselas a aquel bulto de pelos que interrumpía la bien planeada monotonía del lugar. La perrita no sabía lo que pasaba y corrió con su dueña a guarecerse de aquella lluvia de proyectiles.

March decidió darle otra oportunidad a los chicos y llevó a Gris nuevamente al parque al ser las 10 a.m. de la siguiente mañana. Aunque Gris estaba contenta, tuvo más precaución que el día anterior. No sirvió de nada. Inició la lluvia de proyectiles contra la perra y su dueña.

Entonces, en medio de un silencio abismal Gris se incorporó en sus extremidades traseras y con exquisita pronunciación gritó:

- ¡A ellos March!

March empezó a ladrar y corrió tras los niños, según cuentan aún, para morder sus narices, que es la parte del cuerpo que más duele al ser víctima de un buen mordisco.

Desde entonces March y Gris tienen fama de ser la pareja más malhumorada de El Recuerdo.

Gris ya camina en dos patas y March está aprendiendo a hacerlo en cuatro extremidades.

Y hasta dicen por ahí que ya Gris le pidió a su ¿dueña?, que le comprara un compañero… al que pondría por nombre Caki.

22 ago 2007

DREAM A LITTLE DREAM OF ME...



Esta canción hace brotar suspiros e imágenes de lo más profundo de mi alma. Me hace estremecer y caer en una fantasía de otro mundo.... Sueña conmigo!

HISTORIA DE MI PRIMER FANTASMA

-Los fantasmas no existen. Dejá ya de decir necedades Danilito- dijo algo enojada.

-¡Qué sí mami! Yo a veces en la noche los veo. No me dejen solito hoy, cualquier día menos hoy, POR FAVORRRRR - decía esa noche fría y oscura de setiembre de 1987, con apenas 8 años.

-Ya venimos son como 20 minutos nada más - replicó mi mamá debatiéndose entre el regaño y la lástima.

Sentado con la única luz de la sala, pues la otra se había quemado hacía días, sólo esperaba el descelance macabro, la manifestación aterradora que me iba a dar la razón.

La radio quedó en silencio, la lluvia cesó de momento y como hierro a imán, la puerta del dormitorio atrajo mi mirada de un impulso.

-La puerta está cerrada con llave. Yo mismo lo hice. ¿Qué puede pasar? - me lo repetí varias veces para darme ánimo.

El cerrojo abrió y la perilla dio vuelta. La puerta abrió de golpe y un viento espeluznante congeló mi sangre.

Mis padres llegaron tres minutos después de lo prometido. No me encontraron en la casa, sino sentado en el corredor, llorando y temblando de frío.

Nunca desde entonces me he quedado sólo en ese lugar nuevamente.

¿A ustedes nunca les ha pasado nada así?

17 ago 2007

LA NOCHE EN QUE VOLVÍ A NACER


Sonó un chirrido escalofriante... aquel enorme vehículo se estrelló directo contra la buseta que iba un par de metros delante.

-¡Un accidente por Dios, veamos si todos están bien!

De pronto baja aquel hombre con su cara oscura, un rifle en la mano y esa mirada penetrante.


Se detiene, respira hondo y se dirige hacia mí. Me mira de reojo, duda. Mis ojos se entrecruzan con los suyos y petrificado casi dejo de respirar.

De pronto, empieza a correr a ritmo de las sirenas policiales. Dos segundos de silencio que son cortados por las miles balas que van y vienen. Los músculos no reaccionan, no hay reflejo, no hay impulso cerebral.

Hubo un silencio estremecedor. Corrí entonces a toda velocidad sin siquiera mirar detrás.


Al día siguiente... en todos los periódicos: "policía baleado en la cabeza por robacarros" "secuestran a señora para robarle el vehículo"...


No sé en cual momento,


si cuando escuché el chillido catastrófico,
si cuando cruzamos miradas,
si cuando las balas flotaban como mosquitos,
si cuando realmente asimilé lo que pasó,

pero volví a nacer y.... eso lo celebro!

3 ago 2007

LA TEORÍA DE LAS VACACIONES...

En estos días de vacaciones he reafirmado una teoría que desde hace mucho tiempo quería probar: NO SE NECESITA DINERO PARA SER FELIZ.

Sino más bien saber aprovechar y administrar lo que poco que uno pueda tener para aventurarse y descubrir lo hermoso de las cosas más simples.

Un atardecer en la playa...


Una noche de luces llenas...



Una vista increíble de las entrañas de la tierra



Un domingo con la familia y los amigos...




Toparse con una vieja conocida en el camino...

Mojarse en el cuarto humedal más importante del mundo...


Una tarde tendido en la piscina...


Un abrazo de la bruma misteriosa...



Una mañana en el verde del campo...



Un mediodía en tierras de los ancestros...



Y finalmente... un sueñito en el camino


Gracias a Dios por permitirme tener lo poco que tengo y no darme lo mucho que no me hace falta.

9 jul 2007

Maíz, arrugas y BINGO!!!!

¿Dónde ir un domingo por la noche? ¿Al cine o al mall? ¿Quizá a un restaurante de moda?

Pues no... ese domingo decidimos ir al Bingo de la Cruz Roja de Alajuela. Llegamos los 4 y rápidamente nos dimos cuenta que el promedio de edad rondaba los 60 ó 70 años.

Cientos de historias que esperaban ser contadas entre humo de cigarro, granos de maíz, aguadulce y un gallo de salchichón. ¡Cuántas anécdotas sin siquiera musitar una sílaba! El silencio y las arrugas lo contaban todo.

Pero lo mejor estaba por llegar. Por primera vez en la vida GANÉ EN UN JUEGO DE AZAR. Sí... gané 2000 colones (unos 3.75 dólares). El grito que dí de felicidad me valió la simpatía de muchos y el desprecio de algunos pocos, pero a esos pocos no los culpo... yo también me habría enojado si un jovenzuelo advenedizo (casi de 30) ganara mi premio.
Ir a ese lugar me llenó de una tranquilidad inmensa. No hay lujos, ni alfombras, ni gente luciendo sus mejores galas... simplemente algunos ancianos enfrascados en los cartones, el silencio y las historias de sus arrugas y pobrezas.

Sin duda alguna volveré el próximo domingo y espero poder ir el otro y el otro y el otro también.

3 jul 2007

SUCIOS HASTA LOS DIENTES



Me encanta el fútbol. Cuando puedo lo juego, pero desde hace unos meses no lo hago debido a una lesión en la rodilla.

He tenido entonces más tiempo para degustar de magníficas jugadas, pases de ensueño y goles de chilena en el fútbol europeo y malas jugadas, pases pésimos y goles de rebote en el fútbol nacional... todo a través de mi aparatito de televisión.
Pero lo más impresionante de ello, es que los jugadores de Europa nunca terminan sucios, siemre terminan el partido bien peinados, sin ninguna mancha en la ropa por más blanca que sea y de seguro hasta huelen rico, mientras los jugadores en Costa Rica siempre terminan embarrialados, sucios hasta los dientes y oliendo a chanchera.



¿Será que nosotros sí lo damos todo el cancha mientras que aquellos sólo cuidan sus rizos dorados, pómulos sajones y piernas delgadas? ¿Pero por qué ellos siempre destacan y nosotros no, a pesar que siempre terminamos sucios?

Lo único que puedo decir es que EL ESFUERZO NO BASTA...
Pd. el más sucio de la foto soy yo, luego de un partido de fútbol...¡qué extraño que mis compañeros no se ensuciaran así! En la otra foto también salgo con unos amigos de otro equipo con el que también jugué.

25 jun 2007

MIS FOTOS DEL VIAJE...

Estuve bastante tiempo fuera del país, lo cual me aburre muchísimo, pues me es insoportable tener a mis seres queridos tan lejos... Algo me consuela el sacar fotos. Aquí les dejo algunas de las que tomé.


Soy la versión chiquitilla de LA ROCA.



En NY Beyonce me invitó a bailar y no pude negarme.




Ups! I did it again, pero con Britney.



Una vieja friend.



Ya se le notan los años encima. (A él, no a mí).




Ozzie me invitó a su casa y tuve que ir.


Me encontré también con el señor Gorbachov que tenía una manchita que traté de limpiar.


Hice un vídeo con las Spice Girls.

Jessica Simpson trató de propasarse conmigo. No pudo.


Estuve con un viejo amigo cantando I got you under my skin.



Louis muy sonriente como siempre.



Will quiso que posara con él. Lo hice para no decepcionarlo.



Esta señora rubia también se me insinuó pero resistí a sus encantos.


Shakira quiso que la abrazara por la cintura. Con el perdón de mi esposa, pero tuve que hacerlo.



Me encontré por ahí a un par muchachitos revoltosos.



El señor Alí se llevó tremento golpe por boca floja.

Me encontré con el cara de gato (este sí es de verdad).
Un día de estos pongo el resto!

31 may 2007

Positivismo?....Bla bla bla bla y bla!!!!

Hay días de días. En algunos no pasa nada, en otros te cae el mundo encima.

Y qué duro es afrontar los días realmente difíciles. Por allí vas a escuchar a muchos que te dirán:

"Asume las cosas positivamente, no te enfoques en lo negativo, tú tienes toda la fuerza para salir adelante, confía en tus capacidades y no te preocupues"... bla bla bla bla y bla!!!

Los días difíciles se afrontan preocupándose por ellos, no siendo ilusoriamente positivo, no poniendo la confianza en que "el destino" te resolverá todo. A veces también debemos reconocer que no tenemos la capacidad para afrontar todos los problemas y que debemos pedir ayuda.

Por eso, quién te diga que con positivismo todo se resolverá... probablemente no trabaje o viva en una utopía o simplemente quiere que te vaya mal en la vida!!!

25 may 2007

La ra la ra laaaaaa ra... la ra la ra laaaaaa ra...



Todos le tenemos miedo a algo: terremotos, accidentes, las momias, el chupacabras, la suegra, los muertos, a cualquier cosa.

De niño nunca tuve miedo a los muertos y monstruos bajo la cama. Ya viejo las cosas cambian.

Cada vez que estoy al pie de las escaleras de mi casa el pánico me envuelve. Entra por los oídos, sale por los poros de la espalda y vuelve a entrar por el ombligo.

-¡Los monstruos y los fantasmas no existen! - Dije un día para darme valor.

A los pocos segundos, mientras subía esas escaleras a oscuras, una voz infantil y perversa tarareaba una canción horrenda a pocos centímetros de mi espalda.

El la ra la ra laaaaaa ra.... la ra lara laaaaaa ra... todavía retumba en mis oídos. Y no puedo hacer nada para dejarlo de oír.

15 may 2007

MI AMIGO, EL ALAMBRE Y LAS VACAS BURLONAS

Íbamos para el Volcán Turrialba. Era un día precioso. El Astro Rey acababa de asomar y las nubes habían tomado vacaciones ese día.

Queríamos fotografiar el paisaje, no perder ni un solo detalle: el camino empolvado, el zacate verde intenso, los pájaros volando en el azul del cielo a 2500 metros de altura.

Miramos a la izquierda y un grupo de vacas apiñadas nos llamaban para salir en la foto. Accedimos a su petición.

Era indescriptible la imagen aquella de los rumiantes en esa montaña verde con flores primaverales, una acequia que bajaba alegre en medio de piedras milenarias. La foto iba a salir magnífica.

Pero para que aún estuviera mejor decidimos ir a posar con las vacas. Esquivamos la cerca, recorrimos unos 10 mts, lo suficientemente cerca para entrar en el encuadre, pero lo suficientemnte lejos para huir en caso de una posesión demoníaca contra cualquier animal con cachos.

Uno, dos y .... en ese momento mi amigo Corellín decidió sostenerse de un extraño cable que dividía la montaña en dos. Un misterioso cable que auguraba desgracia y que nunca antes un ser vivo había tocado. ¡Ni siquiera los rumiantes aquellos!

Tres... las vacas horrorizadas mugieron al unísono. La descarga eléctrica entró por su mano, recorrió todo el cuerpo, le hizo temblar como gelatina y hasta el pelo chamuscó.

Aquel cuadro celestial con el sol, el cielo, el zacate, los pajaritos y los ángeles se fue al carajo con ese MADRAZO DESCOMUNAL.

Nadie pudo aguantar la risa... mi esposa, su novia, yo. Las vacas también lo disfrutaron a lo grande: Nunca había escuchado a una vaca soltar una carcajada.

Hoy Corellín lleva la marca de ese día. Cada vez que choca su vista con cualquier vaca, una burlezca mirada y una fanfarrona carcajada invaden su tranquilo vivir.

Si alguna vez escucha a una vaca reír no crea que es por el síndrome de las vacas locas, sino que el cuento se extendió rápido... ¡no ve que las vacas son muy chismosas!

2 may 2007

TRISTES RECUERDOS Y SONIDOS MONOFÓNICOS

No quería escribir nada romántico o melancólico. Iba a lanzar una de estas historias llenas de risas, humor, caídas y momentos anecdóticos... PERO EMPEZÓ A LLOVER OTRA VEZ...

Los tristes recuerdos y los cantos monofónicos me atraparon de nuevo...

ACOMPÁÑENME.


30 abr 2007

LA LLUVIA Y EL DOLOR DE MI ALMA

La lluvia me deprime.

Me recuerda aquellos días de colegio cuando la chica de mis sueños ni me alzaba a ver. Todos mis amigos tenían su pareja y ella no se dignaba a mirarme siquiera.

Sólo la lluvia parecía estar allí para consolarme o para hacerme sufrir más.

Parecía que las gotas se burlaban de mi a veces, otras me susurraban palabras tristes y otras me clavaban un puñal en el alma, en lo profundo del ser, allí donde la tristeza y soledad duele más.

Hoy aquel recuerdo y la horrible sensación brotan con las primeras lluvias. Entonces me vuelvo romántico, nostálgico y frágil.

Me veo otra vez sentado en aquel sucio corredor, con esa lluvia necia e imparable. Las gentes idas en sus besos, miradas tiernas y yo perdido en los brazos en la lluvia. Me dolía el alma.

Si quieren compartir ese dolor conmigo escuchen esto: pnm://cohen.co.kr/cmusic/slowly.rm

Son bonitos recuerdos. Pero muy tristes al fin. Y por cada gota de lluvia... media gota es de mi lágrima.

18 abr 2007

¿Dinero = felicidad?


"Para que Costa Rica esté mejor debemos producir más..." "Para salir de la pobreza necesitamos que la economía crezca a un ritmo más acelerado" "El libre comercio es la solución a los problemas de este país" Esos son enfoques trillados que ya nos cansamos de oír y que se supone van a salvarnos del abismo.
¿Será cierto que el crecimiento económico por sí solo trae bienestar? ¿No sería mejor definir prioridades sociales y asociar el bienestar a estados humanos y no ecónomicos? Pues hasta donde sé... el crecimiento económico y el libre comercio no son fines en sí mismos... o sí?
  • Es mejor tener salud que tener plata.
  • Es mejor tener educación que "ser papudo" (término coloquial que significa ser adinerado).
  • Es mejor ser libres y tener derechos que "tener todo el pozo" (término coloquial también que significa ser adinerado).
  • Es mucho mejor ser felices que "tener buena harina" (idem).
El dinero es necesario, pero no indispensable. Los enfoques en lo económico son importantes pero no nos resulven el mundo. El libre comercio abre oportunidades, pero no iguales para todos. ¿En donde están nuestras prioridades? ¿En las personas o en lo económico y el mercado? No confundamos los fines y los medios.

11 abr 2007

PREGUNTAS TONTAS...



Tres hechos contundentes:


  1. La economía en Costa Rica creció casi un 8% en 2006.
  2. De igual manera, las exportaciones aumentaron un 17%.
  3. Prueba de la bonanza económica, el sector construcción incrementó un 64%.
Vienen las preguntas tontas.

  • ¿Si a Costa Rica "le va tan bien" por qué más del 20% es pobre y no puede satisfacer sus necesidades básicas? ¿Por qué la pobreza tiene más de 13 años de estar estancada?

Dicho de otra manera...

  • ¿Por qué doña Juana no tiene qué darle de comer a sus hijos?
  • ¿Por qué don Carlos sacó a al Junior de sétimo año para ponerlo a trabajar?
  • ¿Por qué doña Sofía trabaja de sol a sol y no gana lo suficiente para mantener a sus 6 hijos?
  • ¿Por qué hay 5 niños entre Belén y Pavas que piden dinero en los semáforos?

Si tienes las respuestas... agradezco me las digas