Íbamos para el Volcán Turrialba. Era un día precioso. El Astro Rey acababa de asomar y las nubes habían tomado vacaciones ese día.
Queríamos fotografiar el paisaje, no perder ni un solo detalle: el camino empolvado, el zacate verde intenso, los pájaros volando en el azul del cielo a 2500 metros de altura.
Miramos a la izquierda y un grupo de vacas apiñadas nos llamaban para salir en la foto. Accedimos a su petición.
Era indescriptible la imagen aquella de los rumiantes en esa montaña verde con flores primaverales, una acequia que bajaba alegre en medio de piedras milenarias. La foto iba a salir magnífica.
Pero para que aún estuviera mejor decidimos ir a posar con las vacas. Esquivamos la cerca, recorrimos unos 10 mts, lo suficientemente cerca para entrar en el encuadre, pero lo suficientemnte lejos para huir en caso de una posesión demoníaca contra cualquier animal con cachos.
Uno, dos y .... en ese momento mi amigo Corellín decidió sostenerse de un extraño cable que dividía la montaña en dos. Un misterioso cable que auguraba desgracia y que nunca antes un ser vivo había tocado. ¡Ni siquiera los rumiantes aquellos!
Tres... las vacas horrorizadas mugieron al unísono. La descarga eléctrica entró por su mano, recorrió todo el cuerpo, le hizo temblar como gelatina y hasta el pelo chamuscó.
Aquel cuadro celestial con el sol, el cielo, el zacate, los pajaritos y los ángeles se fue al carajo con ese MADRAZO DESCOMUNAL.
Nadie pudo aguantar la risa... mi esposa, su novia, yo. Las vacas también lo disfrutaron a lo grande: Nunca había escuchado a una vaca soltar una carcajada.
Hoy Corellín lleva la marca de ese día. Cada vez que choca su vista con cualquier vaca, una burlezca mirada y una fanfarrona carcajada invaden su tranquilo vivir.
Si alguna vez escucha a una vaca reír no crea que es por el síndrome de las vacas locas, sino que el cuento se extendió rápido... ¡no ve que las vacas son muy chismosas!
Queríamos fotografiar el paisaje, no perder ni un solo detalle: el camino empolvado, el zacate verde intenso, los pájaros volando en el azul del cielo a 2500 metros de altura.
Miramos a la izquierda y un grupo de vacas apiñadas nos llamaban para salir en la foto. Accedimos a su petición.
Era indescriptible la imagen aquella de los rumiantes en esa montaña verde con flores primaverales, una acequia que bajaba alegre en medio de piedras milenarias. La foto iba a salir magnífica.
Pero para que aún estuviera mejor decidimos ir a posar con las vacas. Esquivamos la cerca, recorrimos unos 10 mts, lo suficientemente cerca para entrar en el encuadre, pero lo suficientemnte lejos para huir en caso de una posesión demoníaca contra cualquier animal con cachos.
Uno, dos y .... en ese momento mi amigo Corellín decidió sostenerse de un extraño cable que dividía la montaña en dos. Un misterioso cable que auguraba desgracia y que nunca antes un ser vivo había tocado. ¡Ni siquiera los rumiantes aquellos!
Tres... las vacas horrorizadas mugieron al unísono. La descarga eléctrica entró por su mano, recorrió todo el cuerpo, le hizo temblar como gelatina y hasta el pelo chamuscó.
Aquel cuadro celestial con el sol, el cielo, el zacate, los pajaritos y los ángeles se fue al carajo con ese MADRAZO DESCOMUNAL.
Nadie pudo aguantar la risa... mi esposa, su novia, yo. Las vacas también lo disfrutaron a lo grande: Nunca había escuchado a una vaca soltar una carcajada.
Hoy Corellín lleva la marca de ese día. Cada vez que choca su vista con cualquier vaca, una burlezca mirada y una fanfarrona carcajada invaden su tranquilo vivir.
Si alguna vez escucha a una vaca reír no crea que es por el síndrome de las vacas locas, sino que el cuento se extendió rápido... ¡no ve que las vacas son muy chismosas!
7 comentarios:
Mae! que bueno, pero de verdad que bueno que esta mi hermano, la historia ya de por si es jocosa, y la forma literaria en que la cuentas hace lo suyo sin duda. Pues bueno, ya sabré al fin lo que se murmuran las vacas en los potreros.
Mae Dani!, qué buenazo, burlarse de los demás!, por qué no escribe sobre la vez que en cuarto usted estaba hablando en inglés y en eso se le salió un "támbien" (así con acento gringo incluido) y toda la clase soltó la risa, o de la vez que apareció su foto en el baño de mujeres...
Mae genio, no es burlarse... es solamente recordar historias con algo de humor.
Lo del "también" no me acuerdo, ¿está seguro que fui yo?, pero lo de la foto en el baño de mujeres sí, fue lo peor de lo peor!!!
Tenés razón, el próximo post va a ser sobre eso.
Muy simpática historia, pero no quisiera estar en lugar de tu amigo,saludos
JJAJAJAJAJAAJ
Perdón, Corella... no quiero burlarme, pero es que me lo imaginé!!!! Jijiji. Pobrecillo, ahí donde se le ve tan docto en lides de potreros!!!!
:-)
Bueno, bueno!!! No es que no sea muy ducho en los potrero, es que el cable se me apareció de repente y ni me acordé de esa artimaña... Y el amigo Mora sí es medio burlista, pero ya nos acostumbramos a sus montaditas...
Mae, me han contado esa historia como cien veces y siempre me quiero rajar de la risa. Un abrazo para los buenos compas, y recuerden que nuestro archivo de anécdotas es interminable.
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