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18 sept 2007

El complot de Nikola, Martina y Ratzova



Su nombre era Franchesco y su plan era casi perfecto.

Aquel hombre sucio de cuerpo y mente lo había planeado todo muy bien. Iba a dejar de lado lo que en su vida le traía enojo y desgano: su mísero trabajo de oficinista como ejecutor de garantías hipotecarias, su insoportable y regordeta esposa, su modesto y maltrecho hogar en barrio de mala muerte.

Hacía cuatro meses le había dicho a su hermano Cipriano (que con costos había aprendido a leer y escribir) que la operación con el banco estaba finalizada, pese a que aún faltaban unas pocas cuotas por pagar.

La garantía hipotecaria estaba sobre la pequeña pero hermosísima finca campestre que Cipriano había adquirido con tanto esfuerzo. Él le había ayudado generosamente a conseguir el préstamo en el banco estatal donde trabajaba.

Franchesco era listo. Desde hacía varios meses venía fraguando el remate junto con sus compinches de oficina, de tal manera que él mismo iba a comprar la finca a un precio ridículo.

Aquel delincuente de segunda estaba convencido que Cipriano no tenía la educación y la confianza suficiente para enfrentarle.

Una lluviosa y turbulenta mañana de setiembre se concretó su plan: en medio del agua maldijo a su esposa y la abandonó, fue el único oferente en el remate de la finca y antes del mediodía se concretó su salida del banco estatal.

Iba a vivir con el dinero que obtendría de sus prestaciones laborales, de algunos cuantos arreglos fraudulentos con dedudores y una buena cantidad de ahorros que había amasado por más de 30 años de función pública.

Antes de la puesta de sol, llegó al lugar que creía iba a ser su paraíso de retiro. Sin misericordia alguna enfrentó a su hermano quién venía del monte con sus tres vacas, a las que alguna vez bautizó: Nikola, Martina y Ratzova. Nombres que Franchesco había hallado simpáticos y estaba dispuesto a mantener.

-Cipriano. Tienes diez minutos para dejar mi finca o te saco a patadas. Esta finca ahora me pertenece.

El ya anciano hombre guardó silencio, le miró a los ojos y con indiferente pasividad acató de inmediato. A Franchesco le extrañó terriblemente que aquello hubiese resultado tan sencillo.

Cipriano se perdió en la oscuridad a paso lento.

Casi de madrugada Franchesco inició el ritual que creía iba a ser eterno. Se puso un sombrero campesino que compró barato en el pueblo, tomó media taza de café y llevó a pastar a Nikola, Martina y Ratzova.

Ya en el monte, Franchesco notó algo extraño en aquellas vacas. Sentía que lo miraban mucho, que comentaban a sus espaldas, que murmuraban en su contra. Esa sensación se mantuvo día a día por más de una semana.

Cierta noche de jueves, asomado por la ventana, creyó ver a Cipriano junto al establo de las vacas. Gritó y miró como aquella figura humana se desvanecía a toda velocidad en el manto oscuro de la montaña.

Corrió tras él, pero no pudo seguirle los pasos.

A la siguiente noche y a la misma hora miró otra vez una sombra que le hablaba a sus vacas. ¡No podía ser! parecía ser su propia esposa. Trato de correr tras ella, pero el miedo le paralizaba sus piernas.

¿Qué tendría que ver su esposa y Cipriano con Nikola, Martina y Ratzova?

-¡Los malnacidos tienen un plan para matarme y robar mi finquita! -deliró.

A la mañana siguiente su corazón latía más rápido que de costumbre. En medio de su locura, se propuso terminar con los conspiradores. Empezaría por las inocentes vaquitas.

Tomó su sombrero. Fue a buscar las vacas al establo y las encontró hablando entre sí.

-No me importa que murmuren contra mí. Hoy es su último día de vida - les dijo mirándolas con desprecio.

Abrió la puerta e inició el camino por el angosto trillo que lleva a lo alto del cerro. Allí las iba a lanzar por el barranco.

Luego de caminar por 19 minutos y pasada una peligrosa y empinada curva, Nikola mugió dos veces. Era la señal. De pronto Martina y Ratzova se miraron entre sí, y voltearon con violencia contra Franchesco que venía un par de metros atrás.

No tuvo chance de esquivar aquella embestida. Cayó por el barranco en medio de la espesa cuenca del río. No se le oyó gritar, al parecer tuvo una muerte rápida.

Esa misma tarde Cipriano y la esposa de Franchesco tomaron posesión de la finca. Eran amantes desde hacía 10 años.

Todo lo habían planeado muy bien desde entonces. Se quedaron con la finca y con el dinero suficiente que Franchesco les dejó para vivir tranquilos por el resto de sus vidas.

Hoy los dos viejos viven muy bien y felices en aquel paraíso terrenal junto a sus queridas vacas. Pero esa felicidad no será eterna... Nikola, Martina y Ratzova preparaban un nuevo complot.

22 comentarios:

Anónimo dijo...

El clásico "ladrón que roba a ladrón..." Muy bien Dani, gracias por regalarnos el cuento de esta semana.

Mariel Ramírez Barrios dijo...

Dani: Sos increíble! NECESITO un libro!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!Urgente,Costa Rica,algún editor tiene que leer y publicar estas joyitas!!!

Anónimo dijo...

Bueno, como dice Nacho, Ladrón por ladrón. Me gustaría estar como esos dos viejos para vivir feliz en el paraiso terrenal. Bueno, me falta envejecer y eso no me agrada mucho. Ya comienzo a desvariar un poco, debo irme a descansar.

Un abrazo cálido para tí.

Madame Vaudeville (Chus Álvarez) dijo...

NO me canso de decirle que me encanta cómo escribe...
Feliz renovación de blog. Está muy vistoso ahora, la verdad.
Besos campestres, por eso del cuentito

Lara dijo...

Ladrón que roba a ladrón tiene mil años de perdón ;)
Besos.

Alejandra dijo...

Yo sigo creyendo que los animales saben más de lo que uno cree. Me gustó mucho tu relato. Saludos!

Lumi dijo...

muy bueno!!! es maravilloso como lograste desconcertarme con este texto.

te sigo leyendo amigo.

Amorexia. dijo...

Ese es de verdad un complot duro pero al fin de cuentas juzto... o no... y si las vacas se vuelven contra los traidores? mmmm

Celeste dijo...

Danilo!

Según esas ocho cositas sobre tí, me encantaría tomarme un par de cafés contigo.

Y en cuanto a este relato, me hace sonreír que cuando creo que todo se resuelve, es justo cuando se vuelve a enredar.

Me encanta!

Como siempre,

Beso celeste.

Amorexia. dijo...

Jaja me gusta el nuevo final!

Amorexia. dijo...

Si enseñas a matar a alguién, quedas a expensas de que no se le ocurra practicarlo contigo... =)

Clementine..... dijo...

esta muy bueno!!!!!


la creatividad y la historias terrorificas en animales no pasaba de los gatos perros o pajaros, pero de vacas?!!!!! que son una tiernas y dulces!!!!


muy creativo te pasaste!!!!

te mando mi flores preferidas.....

Sofia dijo...

Qué buena historia. Ahora ni de los animales se puede confiar, y vacas! tan tranquilas siempre... parece que no lo son tanto.
A ver qué pasa con la continuación de sus murmuraciones.

Saludos y gracias por tu visita y comentario

- JJ dijo...

Muy bueno!
Ese final está genial. Esas chicas ya saben cómo deshacerse de los intrusos.
Sigo leyéndote.
Besos amigo!

wílliam venegas segura dijo...

¡Un fantasma recorre el mundo! ¡Blogueros del mundo, uníos! Nuestras palabras, nuestros versos, nuestros gestos libres desarticularán el poder mediático de la gran prensa/empresa.

Mariel Ramírez Barrios dijo...

Me ancantó !! Ya te lo dije?

Lumi dijo...

le cambiaste el final!!!!!!!!!
este me gusta mas.

Un beso

Anónimo dijo...

¿y cuál era el otro final????

Como siempre, me sorprende la trama.

Un beso, amigo.

MAR dijo...

wowowoowow me perdí de algo?
esto está entretenido.
Besos para ti amigo con mucho cariño.
mar

wílliam venegas segura dijo...

Uno se siente como ante un guion; si no lo es será por asuntos formales. De ahí sale, mínimo, un cortometraje.

El Analista dijo...

Un giro excelente para una historia, es muy original y entretenida, un gustaso.

josef dijo...

Es un cuento excelente sin duda. deliciosamente narrado. te dejo todas las estrellas celestes y un saludo desde Madrid. seguiré leyendo tus cuentos!