Pues no... ese domingo decidimos ir al Bingo de la Cruz Roja de Alajuela. Llegamos los 4 y rápidamente nos dimos cuenta que el promedio de edad rondaba los 60 ó 70 años.
Cientos de historias que esperaban ser contadas entre humo de cigarro, granos de maíz, aguadulce y un gallo de salchichón. ¡Cuántas anécdotas sin siquiera musitar una sílaba! El silencio y las arrugas lo contaban todo.
Pero lo mejor estaba por llegar. Por primera vez en la vida GANÉ EN UN JUEGO DE AZAR. Sí... gané 2000 colones (unos 3.75 dólares). El grito que dí de felicidad me valió la simpatía de muchos y el desprecio de algunos pocos, pero a esos pocos no los culpo... yo también me habría enojado si un jovenzuelo advenedizo (casi de 30) ganara mi premio.
Ir a ese lugar me llenó de una tranquilidad inmensa. No hay lujos, ni alfombras, ni gente luciendo sus mejores galas... simplemente algunos ancianos enfrascados en los cartones, el silencio y las historias de sus arrugas y pobrezas.
Sin duda alguna volveré el próximo domingo y espero poder ir el otro y el otro y el otro también.